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Louis Monet 1816, el renacimiento de un ícono

Publicado por Aster en Noticias    2 de agosto de 2025   

1 816, una de las fechas más importantes de la historia de la relojería: fue el año en el que Louis Moinet, el gran relojero, diseñó el primer cronógrafo del mundo. Hoy, un nuevo reloj bautizado 1816 por Les Ateliers Louis Moinet rescata el legado de esta obra maestra. Fiel a su esencia, está listo para escribir el próximo capítulo de su historia. «Nuestras raíces son nuestro futuro! 1816 es la prueba de ello: su originalidad y su poder transmiten la herencia de un trabajo pionero, que se admira tanto como se vive, hoy y mañana» –Jean-Marie Schaller, CEO & Director Creativo de Les Ateliers Louis Moinet. Para llevar a cabo sus observaciones celestes, Louis Moinet diseñó en 1816 un instrumento inédito destinado a calcular la velocidad de movimiento de las estrellas. Primero en su tipo, este llamado «contador de tercios» (compteur de tierces) da testimonio de la genialidad de su creador: es el primer cronógrafo de la historia. Una creación de vanguardia que incorporó igualmente numerosas innovaciones, algunas de las cuales no serían igualadas hasta un siglo más tarde. Hoy en día, esta pieza histórica es cuidadosamente conservada en el Museo Louis Moinet en Saint-Blaise.

Jean-Marie Schaller, CEO & Director Creativo de Les Ateliers Louis Moinet junto a Laura García, Directora y Editora de Aster Internacional.

Descubrir el nuevo cronógrafo 1816 de Louis Moinet, es sumergirse en más de 200 años de historia a través de un guarda-tiempo de un estilo decididamente contemporáneo. En cada uno de sus detalles emerge el ADN de la pieza pionera, de un diseño sobrio, funcional y vanguardista para su época. Las señas de identidad estética del modelo original vuelven a tomar forma, con una nueva imagen, sin duda, pero siempre respetando los códigos tradicionales de la Alta Relojería. Por ejemplo: La caja de doble gallón, en titanio grado 5 pulido y satinado, de un diámetro de 40,6 milímetros, está compuesta de 51 piezas. Conserva su diseño original «demi-bassine» de estilo Directoire de carrura lisa de su predecesor. Sus dos pulsadores sobrios enmarcan la corona de cuerda adornada con la flor de Lis, emblema de Bourges, ciudad natal de Louis Moinet. Concebido para ser llevado en la muñeca, responde a una voluntad de sobriedad, de elegancia y de atemporalidad. La esfera curvada, legible y funcional a la vez, presenta un gran segundero central, acompañado de dos totalizadores –uno para las horas, el otro para los minutos– así como un contador de segundos permanente. El conjunto está rodeado por una escala de minutos y de segundos divididas de seis en seis, un guiño a la indicación original de sesentavas partes de un segundo.

El mecanismo de cuerda manual, diseñado a partir de un enfoque escultural, incluye componentes específicos de la relojería tradicional: contador de minutos instantáneo, rueda de pilares y resorte regulador de cuello de cisne. El brazalete en titanio grado 5, integrado a la caja, es el primer brazalete de metal desarrollado por Les Ateliers Louis Moinet. Denominado «Projet BRIDGE» por el departamento técnico, toma su nombre de la forma de sus amplios eslabones, cuya línea recuerda una elegante curva arquitectónica. Decididamente contemporáneo, este brazalete reivindica un diseño singular e inclasificable, pensado como la prolongación de la caja. Cada eslabón se articula dentro de una continuidad natural, abrazando la muñeca sin romper el equilibrio. Sus volúmenes son realzados por un acabado satinado y pulido, creando un conjunto escultural, fluido y ergonómico. El conjunto compone un guarda-tiempo de Alta Relojería atemporal. Está dirigido a los entusiastas que quieran llevar un reloj con un fuerte poder evocador.

1816, un nuevo calibre de fabricación propia. Preservar la esencia del primer cronógrafo creando un movimiento inédito con los estándares de la Alta Relojería: un desafío superado con la creación de un calibre integrado, concebido de cero, en colaboración con Concepto y dentro de la más pura tradición relojera. Su construcción sigue la visión vanguardista de Louis Moinet, sentando las bases de una arquitectura para el movimiento y la esfera. Desde entonces, la funcionalidad y la elegancia mecánica, la estética y la legibilidad han influenciado en la relojería. Este enfoque se encuentra en este calibre de 330 componentes, incluidos 34 rubíes, que laten a 28’800 alternancias/hora. Desarrollado especialmente y de forma única para el cronógrafo 1816, preserva el ADN del «compteur de tierces» aportándole un toque contemporáneo. La ausencia de platina en la parte trasera permite admirar la arquitectura del movimiento: puentes superpuestos, engranajes entrelazados y controles cronométricos. Los contrastes son sorprendentes: el blanco del acero, el acabado satinado y el tono cobrizo de los puentes, el azulado de los tornillos de fijación y el rojo profundo de los rubíes.

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